Hoy os queremos hablar de la biografía de Charles Darwin; probablemente uno de los nombres más polémicos del siglo XIX, cuando propuso la teoría de la evolución biológica, que contradecía de manera directa el origen divino de la vida. Sus avances científicos, aunque al principio rechazados por muchos, hicieron posibles grandes avances en la mentalidad y el estudio de las disciplinas científicas.
Una familia de científicos
Charles Darwin nació el 12 de febrero de 1809 en Sherewsbury, Inglaterra. La familia de Darwin era de clase acomodada, su padre era médico y hombre de negocios y estaban muy bien considerados entre sus conocidos y vecinos. El abuelo paterno de Darwin también era médico y naturalista y se había dado a conocer con un poema en pareados heroicos sobre el sistema de clasificación sexual de las plantas.
En este entorno que alentaba el conocimiento y la experimentación, el joven Charles creció con una gran afición por el coleccionismo, recolectando y clasificando todo lo que acababa en sus bolsillos, desde conchas y minerales, hasta sellos y monedas. Su familia, de mente abierta para la ápoca, propiciaba que los niños investigaran por su cuenta, y les enseñaban el respeto por todos los seres humanos, estando en contra de la esclavitud de personas de cualquier raza.
Una educación multidisciplinar
Tras la muerte de su madre, Charles y su hermano mayor comenzaron a ir a la escuela anglicana de Shrewsbury, y en 1825 ingresó en la Universidad de Edimburgo. Siguiendo los pasos de su padre y su abuelo comenzó la carrera de medicina, pero pronto se dio cuenta que encontraba las clases tediosas y las operaciones quirúrgicas le producían mucha aprensión, por lo que decidió cambiar de rumbo.
El tiempo pasado estudiando medicina, sin embargo, no resultaría del todo infructuoso, aprendió taxidermia de la mano de John Edmonstone, un esclavo negro liberto que había viajado junto a Charles Waterton en sus expediciones por Sudamérica. Los conocimientos que adquirió sobre anatomía y geología también le resultarían muy útiles en los años venideros.
Tras abandonar la carrera de medicina, e influenciado por su padre, que estaba decepcionado de que no siguiera sus pasos, ingresó en el Christ’s College de Cambridge con la intención de ordenarse como pastor anglicano. Sin embargo los estudios teológicos tampoco consiguieron llamar su atención, y prefería ocupar sus días con la equitación y la caza antes que acudir a sus clases.
Pero no todo era ocio, también siguió con su gusto por el coleccionismo, dejados atrás los años infantiles, su hobby se convirtió en una pasión que daba sus frutos, pues su colección de escarabajos daría lugar a algunos descubrimientos que publicaría en carias revistas de entomología. Durante este tiempo desarrollaría también un gusto por las artes, especialmente la música y el dibujo.
«Si tuviera que vivir mi vida otra vez, habría hecho una regla de leer algo de poesía y escuchar música al menos una vez cada semana.»
Además de estudiar (muy poco), coleccionar y clasificar insectos, y cazar, durante sus años en Cambridge, Charles Darwin asistía de manera voluntaria a las clases de botánica del reverendo John Henslow, que tendría una gran influencia en su vida, primero al recomendarle que ampliara sus conocimientos sobre la geología,, después al presentarse a Adam Sedwick, fundador del sistema cambriano, y por último al proponerle que se uniera a la expedición del Beagle como naturalista y acompañante del capitán Robert Fitzroy.
Comienza la aventura: El Beagle
El Beagle zarpó de Davenport el 27 de diciembre de 1831, con la intención de retornar dos años después. Sin embargo, el viaje duró casi cinco años y llevó a Darwin a través de todas las costas de América del Sur. Durante el año que duró el viaje de regreso visitaron también las islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia, Mauricio y Sudáfrica.
Durante este tiempo Darwin se dedicó a realizar investigaciones geológicas cuando llegaba a tierra firme, y a recopilar ejemplares para que los expertos pudieran realizar una evaluación exhaustiva cuando retornara a casa. Darwin tomaba notas de manera escrupulosa sobre todo lo transcurrido durante el viaje, escribía largas cartas a su familia a modo de diario de viaje y mandaba continuamente todos sus hallazgos a Cambridge para que los especialistas en la materia pudieran hacer sus propias investigaciones.
El origen de su teoría
A su vuelta a casa, Darwin ya había adquirido cierto reconocimiento en los círculos científicos, y pronto se puso manos a la obra para poner por escrito la teoría sobre la que había estado reflexionado durante su viaje acerca de la transmutación de las especies. Durante el estudio sobre esta teoría, Darwin siguió trabajando en otros proyectos, continuó editando y publicando informes sobre sus colecciones y descubrimientos. También empezó a plantearse contraer matrimonio, tenía una lista en la que iba apuntando los pros y los contras de buscar una esposa. Finalmente la lista de los pros se hizo más larga y contrajo matrimonio con su prima Emma Wedgwood.
Después de años de escritura y estudio, y ante la noticia de que Alfred Russel Wallace había llegado a las mismas conclusiones que él de manera independiente, decidió publicar su teoría. Su libro «Sobre el origen de las especies» tuvo mucho éxito, pero también generó mucha controversia, pues la sociedad aún no estaba preparada para las ideas de Charles Darwin.
Durante los últimos años de su vida, su salud, que nunca había sido del todo buena, fue deteriorándose poco a poco. Sin embargo, no dejó de trabajar e investigar hasta que en 1882 falleció a causa de un ataque al corazón.
Antes de abandonar nuestro blog te recomendamos leer nuestra entrada sobre El paraíso perdido, para saber exactamente qué otras teorías contradecía Darwin con sus escritos.